Ambliopía u ojo vago
¿Qué es la ambliopía u ojo vago?
La ambliopía, también conocida como ojo vago, es la disminución de la capacidad visual de uno o de ambos ojos, por falta de uso durante el período de aprendizaje visual. Es una patología que se origina en la infancia, y que si no se diagnostica y trata a tiempo persistirá durante la edad adulta. Es el motivo más frecuente de pérdida de visión en los niños y jóvenes en los países desarrollados, y afecta al 3-4% de niños en edad escolar.
Cuando nacemos, el sentido de la vista aún no está desarrollado, no nacemos viendo, sino que esta capacidad se va desarrollando y adquiriendo los primeros años de vida, culminando este proceso a la edad de 8 o 9 años (aunque es en los primeros 4 años de edad en la que hay una mayor progresión en el aprendizaje).
En muchos casos la ambliopía no da síntomas, pues el niño no sabe “lo que es ver bien” y se adapta a la visión que tiene. Esto pasa sobre todo en los casos en que es solo uno de los ojos el que está afectado ya que con el otro ven bien, no dan signos de alarma. Por ello es muy importante en los pequeños, que educadores, padres y entorno familiar, pediatras, estén atentos ante cualquier signo que haga dudar de la visión del niño (que se acerque a las cosas, que no preste atención en clase, que “es patoso”) muchas veces el problema es que el pequeño simplemente no ve bien.
Para poder realizar un aprendizaje visual óptimo es preciso que ambos ojos reciban una imagen nítida de lo que vemos, y así envían la información al cerebro y vamos ganado agudeza visual. Si el niño presenta un problema que hace que la imagen que recibe el cerebro no sea buena, en esta etapa, lo que pasará es que el cerebro “anulará” el desarrollo de ese ojo, se conformará con lo poco que vea y se hará “vago”.
Causas del ojo vago. ¿Por qué se produce?
Estrabismo: que significa que el niño desvía uno o ambos ojos. El cerebro para no ver dos imágenes, anulará la visión del ojo desviado, de manera que impedirá el desarrollo normal de ese ojo.
Defectos ópticos (astigmatismo, hipermetropía o miopía): si hay un error refractivo, la imagen que recibirá el cerebro será borrosa, y se conformará con esa imagen que ve y la curva de aprendizaje se estancará.
Anisometropía: que es la diferencia de dioptrías (o sea, de tamaño) de un ojo con otro. Cuando uno de los dos tiene más graduación, esa imagen será más borrosa, por lo que el cerebro por el mismo mecanismo explicado anteriormente lo que hará será escoger el ojo con menor graduación, y mejor visión, haciendo que el otro “no trabaje”.
Causa orgánica: es cuando hay un obstáculo en el eje visual, por ejemplo, una catarata congénita, una opacidad en la córnea, una ptosis (o caída del párpado), enfermedades en la retina…, cualquier patología que interfiere en la proyección de la imagen correcta al cerebro será causa de ambliopía.
Síntomas
En la mayoría de los casos el niño es asintomático y se desenvuelve con total normalidad; solo en los casos más aparentes identificaremos en los niños “manías” como torcer la cabeza, parpadeo constante, tener el párpado caído, no prestar atención, caer con más facilidad, etc. Estos signos deben alertar a los padres y educadores para acudir a consultar a un oftalmólogo especialista en visión infantil o pediátrica, independientemente de la edad del niño o bebé, por muy pequeño que sea, se podrá explorar y valorar cuál es el problema.
Como sabemos que la ambliopía puede tratarse y restablecer la agudeza visual normal en los niños si se realiza el diagnóstico y el tratamiento en edades tempranas es imprescindible que todo niño (con o sin síntomas, con o sin antecedentes familiares…) sea revisado por un oftalmólogo pediátrico a la edad de 2-3 años, para evaluar la motilidad ocular, los párpados, la parte anterior y posterior del ojo, y si presenta un defecto de refracción. Los controles posteriores dependerán de los hallazgos de esta primera exploración. Aconsejamos en niños sanos, igualmente realizar un control anual hasta los 9 años, que es cuando finaliza el aprendizaje visual, por si durante el crecimiento ha habido un cambio respecto a la revisión anterior poder tratarlo.
El ojo vago tiene recuperación si se diagnostica y trata antes de los 8 años, siendo más probable éxito del tratamiento los primeros 4 años, y disminuyendo las probabilidades a medida que nos acercamos a los 9 años, en que la capacidad de rehabilitar ese ojo será prácticamente nula.
Lo que no aprendemos durante los primeros años de vida no se va a recuperar en la edad adulta. No actuar a tiempo puede condenar a un niño a no tener una buena visión de un o ambos ojos, por lo que es vital el diagnóstico precoz, y empezar el tratamiento cuanto antes.
Tratamiento del ojo vago
Para tratar la ambliopía lo primero es identificar la causa y corregirla. Si hay por ejemplo un defecto de refracción, corregirlo mediante gafas, lentes de contacto; si hay un obstáculo visual, una catarata (se puede operar), un párpado caído que tapa la pupila (se corrige la altura mediante una intervención) y una vez identificada la causa tratamos el ojo vago.
Para ello la medida que hasta la fecha se ha demostrado más efectiva y que mejores resultados nos ofrece es la oclusión del ojo sano mediante un parche. El tiempo, y el horario de la oclusión variarán en función del grado de ambliopía, la causa y la edad del niño. Existen alternativas al tratamiento con oclusión, que englobamos bajo el nombre de penalización, que consiste en provocar una visión borrosa al ojo sano.
Esta penalización puede ser óptica (mediante una corrección que no sea la adecuada al ojo sano), o farmacológica (colocando un colirio al ojo sano, que produce visión borrosa) obligando al ojo ambliope a “trabajar”. Estas medidas son una segunda opción, solo las indicamos en el caso que no se logra un cumplimiento correcto de la oclusión con parche.
En resumen, para lograr una buena agudeza visual de adulto es fundamental un diagnóstico y tratamiento precoz de la ambliopía.
Nunca es demasiado pronto para realizar una revisión ocular a un niño, mientras que en ocasiones si puede ser demasiado tarde.